CAPACITACIÓN CONTINUA PARA LOS EQUIPOS DE SALUD EN EL PRIMER NIVEL DE ATENCIÓN

CONTINUOUS TRAINING OF HEALTH TEAMS IN THE FIRST LEVEL OF CARE

Cecilia Andrea Andiazábal1

1 Licenciada. Ministerio de Salud de la Nación.

CONTACTO PARA CORRESPONDENCIA

Correo electrónico: ceceandiazabal@gmail.com

La autora manifiesta no poseer conflictos de intereses.

 

 

Resumen

El presente artículo tiene como propósito exponer algunas premisas, presentes en la literatura reciente, y reflexionar a partir de ellas, en torno a la capacitación de los equipos de trabajo en el ámbito sanitario, poniendo énfasis en el enfoque de educación permanente en salud.

Palabras clave. Capacitación, equipos de salud, educación permanente en salud.

 

Abstract

The purpose of this article is to expose some premises, present in recent literature, and ponder based upon them, about the training of work teams in the healthcare field, focusing on permanent education in health.

Key words. Training, health teams, permanent health education.

 

ARK CAICYT: http://id.caicyt.gov.ar/ark:/s26184311/ovkbaykpx

 

 

 

Hablar de “la” capacitación abarca un campo heterogéneo donde se incluyen diferentes estrategias para cumplir con necesidades de aprendizaje, formación y actualización que presentan los equipos de salud (1).

Este campo heterogéneo alberga acciones educativas sustentadas en modelos explicativos diversos acerca de los fenómenos de enseñanza y aprendizaje (1).

Es fundamental concebir la capacitación como un conjunto de acciones transversales que atraviesan y ponen en relación la gestión, la conformación de equipos de trabajo, la subjetividad de les agentes de salud y la producción de salud.

Para desarrollar estas premisas recuperaremos conceptualizaciones vertidas en textos provenientes del movimiento de salud colectiva y del campo de la educación permanente en salud.

Para comenzar aludiremos a la tarea de producir salud como una actividad básicamente relacional y colectiva (2). Dicha producción ha sido definida como “trabajo vivo en acto”, dado que se realiza a partir de un bagaje o maletín de herramientas materiales, conceptuales y técnicas, pero se efectúa en el encuentro mismo (por eso son insuficientes los equipamientos, protocolos o aplicaciones de fórmulas por sí solos).

El trabajo en salud se realiza a partir de un maletín de tecnologías clasificadas como duras, semiduras y blandas o leves. Se establece así la necesidad de “tecnologías blandas o leves”, definidas como aquellas destinadas a interceder entre sujetos, ligadas al establecimiento de vínculos, a la comunicación y al cuidado (2).

Las competencias, habilidades y tecnologías pueden agruparse en núcleos específicos disciplinares profesionales, o ubicarse en un campo de problemáticas comunes ligadas al cuidado. Se conciben así diferentes núcleos de competencias: específicas por disciplina y pertenecientes a un núcleo cuidador común (2).

La tarea en atención primaria en general y en salud comunitaria, en particular, se asocia principalmente a las tecnologías blandas del trabajo vivo en acto y al núcleo cuidador de la tarea profesional en salud (3).

Respecto de la atención de la salud en el primer nivel, ligada en muchos casos a la producción de redes y de salud comunitaria, se han señalado las siguientes competencias fundamentales:

-   trabajo en equipo;

-   coordinación entre niveles;

-   seguimiento compartido, continuidad de la atención;

-   salud pública y promoción de la salud;

-   comunicación y negociación;

-   gestión clínica, planificación y evaluación;

-   enfoque integral;

-   gestión de calidad;

-   todas las competencias del área clínica: trato al paciente, atención centrada en el individuo y en la familia;

-   atención preventiva, curativa, rehabilitadora y paliativa.

Visto esto, la capacitación de les trabajadores de la salud puede caracterizarse como la intencionalidad educativa que encuentra su mayor significación cuando se realiza en ámbitos propios, es decir, en entornos de trabajo y a partir de las prácticas (1). Se debe reconocer, además, una psicología específica en estos aprendizajes, que los diferencie del aprendizaje en niñes y adolescentes. Esto exige alejar la capacitación de los equipos de salud de los modelos escolares, para enfocarla desde la perspectiva de la educación permanente en salud (1).

En la tabla 1, adaptada de Merhy (2), se comparan brevemente estos enfoques del aprendizaje (escolar-tradicional-continuo/permanente en salud), lo cual resulta útil para una mejor comprensión de lo que postulamos.

 

TABLA 1. ENFOQUES DEL APRENDIZAJE

 

Educación continua/tradicional

Educación permanente

Objetivo de

la capacitación

Actualización de conocimientos específicos

Transformación de prácticas

Destinataries

Profesionales específicos

Equipos de salud

Planificación

Descendente (definida

en el nivel central)

Ascendente (definida por los equipos)

Actividades

pedagógicas

Cursos estandarizados, desarticulados de la gestión

Enfrentamiento y resolución de problemas, en situación. Decisiones pedagógicas tomadas en función de necesidades específicas de los equipos y articuladas con la organización del trabajo y la gestión

Fuente: Adaptación propia de la tabla: paralelismo entre la pedagogía de la educación continua y la pedagogía de la educación permanente (1).

 

Enfoques como el de la educación permanente en salud y el de la salud colectiva coinciden en señalar que la capacitación involucra la dimensión subjetiva y la dimensión colectiva de quienes trabajan y aprenden, tal como sucede en el ambiente organizacional y laboral (5).

Estos aprendizajes se cumplen frecuentemente en situaciones informales, por lo que resulta imprescindible su sistematización. También deben planificarse, dando lugar a acciones de programación educativa que promuevan la construcción de determinados conocimientos, habilidades y actitudes. Se postula al respecto que los aprendizajes intencionales y basados en situaciones de la práctica cotidiana deben contribuir a desarrollar competencias –complejas combinaciones de conocimiento, habilidad y actitud– orientadas a la resolución de situaciones problemáticas (3).

Estos enfoques señalan que los objetivos que orientan las acciones de capacitación deben emerger de la problematización de las prácticas, para retornar a estas mismas por medio de la planificación de acciones transformadoras de los aspectos que se perciben como insuficientes u obstaculizadores para las metas de producción de salud a las que apuntan los servicios sanitarios (1).

Asimismo, dichas acciones educativas intencionales deben comprender la dimensión subjetiva individual y colectiva como inherente a la cotidianeidad de los equipos de trabajo y a la producción de salud, convirtiendo las competencias para el liderazgo, la negociación y el trabajo en equipo, entre otras, en objetivos de aprendizaje (3,6).

El carácter relacional de las competencias requeridas exige que la intencionalidad educativa sea vehiculizada en espacios colectivos, consensuados y participativos, en los cuales se comparta información, se analice a la luz de las prácticas y se traduzca en la toma de decisiones, que se expresen en la planificación. Se moviliza, de este modo, una espiral recurrente, conveniente al carácter permanente de la educación en salud (7). Dichos espacios colectivos constituyen lugares y tiempos bien delimitados, sostenidos, productivos, objetos de evaluación constante: evaluación entendida como práctica de reflexión constante sobre lo que se hace y sobre el o los sentidos que movilizan ese hacer.

Todo lo expuesto nos lleva a entender la capacitación como transversal e indisolublemente ligada a la gestión y a la planificación de acciones en salud.

 

 

Conclusiones

 

Una revisión de las consideraciones previas nos permite definir los aspectos más pertinentes para la capacitación de los equipos de salud que tienen objetivos poblacionales y que se abocan a la salud comunitaria.

Sin ánimo de trasmitir una “receta”, se destacan algunos criterios por tener en cuenta para la programación de acciones educativas efectivas.

 

La gestión ante la capacitación. Recogemos un pasaje extraído de Onocko (8) para ilustrar este aspecto:

“Imaginemos un viaje. Unos quieren ir a Roma, otros a París. Unos van a Roma porque quieren ver al Papa, otros solamente quieren conocer Roma. Algunas veces, en la gestión, se fuerza el rumbo, se coloca a todo el mundo en el mismo camión de mudanza, antes de saber para dónde (y por qué) quieren –unos y otros– ir. No es de extrañar que comiencen los tumbos y que queden todas las personas, y sus pertenencias, desparramadas por el suelo.

Utilizo esta metáfora del camión de mudanza porque me parece que hay una tensión entre ese estímulo al cambio y lo que es soportable en cada contexto, grupo o situación.”

La reflexión en torno a este fragmento nos lleva a señalar, al menos, dos cuestiones:

-   La capacitación debería reconocer la heterogeneidad de intereses de quienes integran los equipos de salud. No sorprendernos, no rechazar esa heterogeneidad, tomarla como parte de la dimensión humana (subjetiva) inherente a los grupos.

-   No naturalizar esa heterogeneidad. Por el contrario, abordarla desde la capacitación, hacerla objeto de reconocimiento y reflexión, y siguiendo a la autora citada, tomar nota de las tensiones del contexto, grupo o situación, para negociar una oferta que reconozca, module y/o transforme esas tensiones.

 

La formación académica y la participación. No todos los integrantes de los equipos de salud han recibido un bagaje de tecnologías blandas como parte de su formación académica. Para estimular su incorporación habrá que indagar en esas formaciones previas y desde ahí elaborar programas que las incluyan y las construyan para fortalecer la capacidad instalada en el equipo.

En cuanto a la implementación concreta de estas indagaciones, se deben llevar a cabo en espacios participativos, acordados, con horarios y agendas fijas y accesibles, a través del cara a cara presencial o virtual, donde cada integrante del equipo sea y se sienta escuchade.

 

La comunicación. En consonancia con lo expresado previamente, la comunicación –no mecánica sino, inclusive, de los aspectos más singulares, afectivos y de cuidado entre integrantes de un equipo– cobra protagonismo en la propuesta de capacitación. No sólo para incrementar la calidad de los aprendizajes, sean cuales fueren, sino para convertirse ella misma en un objetivo de aprendizaje.

 

La idea de salud. Sabemos del exponencial crecimiento de los conocimientos y de las tecnologías en el campo de la salud. Sabemos, asimismo, que esto tracciona un también exponencial aumento del interés por parte de quienes se desempeñan en el ámbito sanitario por acceder a actualizaciones. Sin embargo, como se señala en pasajes previos de este artículo, el horizonte de sentido de la producción de salud en el primer nivel y en ámbitos comunitarios no está dado por la sofisticación de los saberes sino por la eficacia de estos para la producción de cuidados e incremento de la calidad de vida de quienes consultan o se encuentran bajo la responsabilidad sanitaria de los equipos. Por ello, retomando el punto anterior, la comunicación de novedades al interior de los equipos debe contar con canales fiables y oportunos en la cotidianeidad de la tarea. Aún más, las novedades incorporadas deben tener espacios sostenidos y específicos en la capacitación para la elaboración de mensajes dirigidos a las personas de la comunidad a la que se atiende y de dispositivos específicos para vehiculizar esos mensajes: carteleras, boletines, redes sociales, etc. De este modo, la construcción de un horizonte de sentido compartido se proyecta hacia la comunidad como parte de la producción de salud integral.

 

 

Referencias bibliográficas

 

1.   Davini MC. Enfoques, problemas y perspectivas en la educación permanente de los recursos humanos de salud. OPS; 2005

2.   Merhy, E. Salud: Cartografía del trabajo vivo. Buenos Aires: Lugar Editorial; 2006

3.   Listovsky G. Desarrollo de competencias para el fortalecimiento del trabajo en red en el sistema de salud dependiente de la CABA, en el marco de las Redes Integradas de Servicios de Salud. Desafíos y oportunidades de la educación permanente en salud. Tesis de maestría en Salud Pública; 2014. Disponible en: https://repositorioslatinoamericanos.uchile.cl/handle/2250/2679635 y en: https://rephip.unr.edu.ar/. [Último acceso: junio de 2021.]

4.   Merhy E, Camargo Macruz Feuerwerker L, Burg Ceccim R. Educación permanente en salud: una estrategia para intervenir en la micropolítica del trabajo en salud. Salud Colectiva 2006;2:147-60. Disponible en: http://revistas.unla.edu.ar/saludcolectiva/article/view/62/43. [Último acceso: junio de 2021.]

5.   Onocko Campos R. La planificación en el laberinto: Un viaje hermenéutico. Argentina: Lugar Editorial; 2007

6.   Onocko Campos R. Humano demasiado humano: un abordaje del malestar en la institución hospitalaria. Argentina: Lugar Editorial; 2004

7.   Weller S, Bloch C. La gestión como espacio de cambio. En: Bloch C. Hechos y palabras. Argentina: Gobierno de Buenos Aires; 2007

8.   Onocko Campos, R. La gestión: espacio de intervención, análisis y especificidades técnicas. En: Campos G. Saúde Paidéia. São Paulo: Hucitec; 2003:10. Disponible en: https://logicasinstitucionalescpo.wordpress.com/2013/03/05/onoko-la-gestion/. [Último acceso: junio de 2021.]